Los alumnos de 1º de ESO han trabajado la escritura creativa a partir de ilustraciones de James Browne.
En nuestro primer cuento, una hadita simpática hace amistad con un fantasmita juguetón.
Erase una vez un hada deseosa por hacer amigos. Su nombre era Wendy y vivía en una seta de un bosque de pinos verdes altos, a pocos metros de una pequeña granja. Era un lugar muy claro, donde los pajaritos cantaban todas las mañanas, acompañando al riachuelo que pasaba, de agua cristalina.
Un día la madre de Wendy le pidió que fuera a la granja a por leche fresca, pero a Wendy se le hizo tarde, jugando en casa. Cuando llegó a la granja era de noche. Estaba muy cansada de andar todo el camino, así que decidió subir a una calabaza para descansar.
Estando allí, a la luz de la luna vio una figura blanca, pero no se asustó; es más, se acercó a la sombra y vio que era un pequeño fantasma flotando sobre la misma calabaza en la que ella descansaba.
-¡Hola!, soy Wendy- dijo la hada.
- Yo me llamo Blass- dijo el fantasmita.
- Y… ¿qué haces aquí?
- Vengo todas las noches a oír a los animales y jugar entre las plantas ¿y tú?
- Yo he venido a por leche fresca –dijo Wendy, relamiéndose.
- ¿Y por qué vienes tan tarde?
- Porque me quedé en casa, jugando, sola.
- ¡Puedes ser mi amiga!- gritó el fantasma, alegre.
Los dos corrieron por la granja riendo a carcajadas, hasta la mañana siguiente.
Y así termina la historia de cómo se inició esta bonita amistad entre un hada y un fantasma.
Martina López Cambil
