Capítulo 1
DE VUELTA AL COLE
Había una vez un Colegio que estaba en una ciudad muy bonita que se llamaba
Granada.
El primer día de cole fue maravilloso, cargado de nervios y de
mucha ilusión.
Fue muy divertido y la seño nos propuso hablar de nuestro verano
y de todo lo que habíamos vivido durante ese tiempo de descanso.
Este curso hemos tenido la suerte de conocer compañeros
nuevos en clase. Entre todos hemos intentado integrarlos y conocerlos para que
se sintieran felices. Pasadas las primeras semanas ya conocían muy bien las
normas del cole y nos mostraban lo contentos que estaban.
Durante el mes de octubre celebramos en nuestro colegio la
Virgen del Rosario.
Subimos a la capilla. Estaba tan bonita como siempre,
adornada con muchas flores, gracias al trabajo de nuestras monjitas que nos
cuidan y rezan por nosotros.
Le dimos gracias a la Virgen por ser unos niños tan
afortunados, por reencontrarnos con nuestros compañeros, profes y poder seguir
disfrutando de nuestro colegio.
El trimestre avanzaba…
3º y 4º EPO
Seguirá...
Capítulo III
¡¡Siii ,ya está
aquí...!! ¡¡Ya se acerca...!!
Con la llegada
del Adviento, nuestro cole se prepara para la venida del Niño Jesús.
El cole
se viste de Guirnaldas, Belenes , Estrellas y Ángeles para celebrar el momento
más alegre para un Cristiano, la llegada de Jesús a nuestros
corazones...dejamos los enfados, las peleas e intentamos que el cole sea
el lugar más bonito cuidando todos los detalles.
Capítulo IV:
EL EXAMEN...
Pero, un día, todo cambió.
Era lunes, y los alumnos de 2º tenían un examen de historia con el ‘frijolito’, don Diego González, el nuevo profesor. El apodo le venía por su procedencia mexicana, pero también por su físico, era, además, algo maquiavélico.
La tarde anterior, Lourdes había estado ayudando a Jeremías
y a Azucena a estudiar. Jeremi y Azu eran hermanos, acababan de mudarse desde
Inglaterra, y aún les costaba adaptarse al ritmo de la clase. Lu se había
ofrecido a ayudar a sus nuevos amigos, a ella no le costaba nada, iba muy bien
en los estudios.
Aquella mañana del lunes, llovía a cántaros, Arturo entró a
clase, gritando y de forma alocada, saludando a sus amigos, sin prestar gran
atención a que los demás habían empezado ya el examen. El profesor dio un golpe
sobre la mesa. Arturo se sentó, avergonzado y pidiendo disculpas. “¡A
trabajar!” gritó el de historia.
Por supuesto, durante el recreo, con la lluvia ya pasada, el
tema de conversación fue el incidente de la mañana, el examen y el grito del
profesor. Arturo, todavía tenía ganas de bromear con el asunto, se reía, sin
darse cuenta de que el mismísimo don Diego se acercaba por detrás de él. Sólo
cuando sintió una mano sobre su hombro, como una garra, y se dio la vuelta para
ver unos ojos rojos de furia, lamentó las bromas que hacía a su costa. “¡A
dirección ahora mismo!”.
Arturo no se dio cuenta de cómo llegaron a aquel pasillo
tenebroso, ni siquiera recordaba qué parte del colegio era aquella. Era oscuro
y sólo unas luces parpadeantes iluminaban, a penas, las paredes. De pronto, la
oscuridad lo invadió todo. Las luces se apagaron y un gruñido sonó en el
pasillo, justo al lado de Arturo. Cuando volvió a iluminarse, el chico no vio al profesor a su lado, lo que vio fue algo peor, terrorífico. Sobre lo que
parecía el cuerpo del profesor, tirado como un despojo en el suelo, había un
monstruo con unas seis patas, ancho y espeluznante. Arturo quedó aterrorizado y
chilló, chilló, justo cuando las luces volvieron a apagarse.
2º ESO
Seguirá...
Al llegar a la clase no todo
salió como ellos esperaban, algunos alumnos no tuvieron una buena reacción, se
podía ver en sus caras, muchos estaban aterrados al ver un ser tan
espeluznante. Sin embargo, otros no reaccionaron de la misma manera, al ver que
el monstruo no tenía intención de hacerles daño ni causar ningún problema.
Muchos empezaron a molestar
e insultar, el monstruo comenzó a llorar pensando en que nunca debería haber
salido de su escondrijo.
Un niño alto y rubio que
pasaba por allí se asusto y llamó a la policía, en la centralita pensaron que
era una broma y colgaron de inmediato. El niño volvió a llamar una y otra vez, al
ver que el niño era tan insistente enviaron a un agente. Cuando este vio la
situación real, pidió refuerzos. La policía fue a capturarlo, pero este se
volvió agresivo porque quería defenderse.
El monstruo huyó entre los jardines del colegio, lo vio salir el profesor de matemáticas y dio el aviso. El monstruo que no sabía por dónde salir, se escondió entre los jardines; despistando a todos los guardias e ideó una estrategia para camuflarse entre las personas. Salió a la calle a la par de un camión que pasaba, sin mucha idea de qué iba a hacer después, siguió al camión que subía por una cuesta.
Muy desorientado, llega a un palacio muy grande. Había
muchos jardines y muchas torres, era de estilo nazarí había un cartel que ponía
Alhambra.
Buscó un sitio donde esconderse y encontró una torre en la que estaba prohibido el paso, no estaba habilitada para el público ni el personal, se coló entre unas rendijas porque era muy flexible.
A los pocos días empieza a comunicarse con Arturo, porque el
monstruo se acordaba de la dirección. En esa carta le describió el lugar donde
se encontraba y le pidió que se encontraran allí el día 23 de abril para que le
aconsejara lo que debía hacer…
Capítulo VII
Quedaban dos días para el encuentro nocturno con el
monstruo. A Arturo se le ocurrió una maravillosa idea: si conseguía convertir
al monstruo en humano durante un tiempo y hacer que sus compañeros lo
conocieran, dejarían de aterrarse al ver su aspecto.
Investigó por internet, en diversos libros de la biblioteca
e, incluso, preguntó a los profesores. Tras recopilar toda la información y
mezclar cuantiosas sustancias, dio con la fórmula perfecta.
Al caer la media noche del 23 de abril, se reunieron entre
las murallas de la Alhambra, dispuestos a poner en marcha el plan. El monstruo
se bebió el elixir y empezaron a aparecer chispas alrededor, convirtiéndolo en
un niño humano.
Al día siguiente, cuando llegó al cole, comenzó a sentir
nervios, pero viendo a Arturo a su lado, la primera persona en la que confiaba,
su amigo, se serenó, y juntos cruzaron el umbral de la puerta.
Todo iba bien, a lo largo de la mañana, Monstruo había hecho
muchos amigos, lo que hacía muy feliz a Arturo. Pero llegó la hora de
matemáticas.
La profesora puso un ejercicio muy complicado y, al ver que
nadie salía voluntario, le pidió a Monstruo que lo resolviera delante de todos.
Monstruo salió a la pizarra con muchos nervios, el sudor frío recorría su
espalda; las manos y los pies le temblaban; el tiempo pareció detenerse.
Él intentó resolverlos, pero no sabía. Arturo vio como
empezaron a salir chispas de su cuerpo y, en menos de un chasquido, Monstruo
volvió a su auténtica forma, asustando a todos en la clase. Entre los gritos y
llantos de sus compañeros, Arturo se puso enfrente del Monstruo, y dijo:
-¿Por qué gritáis? Lleváis toda la mañana hablando con él y
haciéndoos sus amigos, lo único que ha cambiado es su aspecto, él sigue siendo
el mismo.
Tras el discurso de Arturo, sus compañeros se calmaron. El
murmullo sustituyó al griterío e inundó la sala. Los niños entraron en razón.
-Es verdad- decían algunos.
-Él es mi amigo- comentaban otro.
Se miraron entre todos, y sin decir más palabra, le dieron
un abrazo cálido y grande a Monstruo. Pero esta escena, repentinamente, fue
interrumpida. En mitad de la pizarra se abrió un enorme portal….
4º
ESO A y B
Continuará….
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