A nadie le gusta ser agredido física, psíquica o verbalmente por otra persona. Las víctimas de este maltrato la sufren a diario, ocasionando muchas veces el suicidio. También es alarmante ver cómo la mayoría de los testigos no hacen nada para frenarlo. Esto genera en la persona acosada una gran desconfianza en la gente, lo que provoca mantener esas lesiones en secreto.
Socialmente, se producen dificultades a la hora de formalizar relaciones interpersonales, en parte, debido a esa desconfianza comentada antes, y por el miedo, lo que puede conllevar a la exclusión social.
La personalidad también se ve afectada en el acoso escolar, pues éste comienza a partir de la crítica de la forma de ser de la víctima o su aspecto físico. La destrucción de su carácter posteriormente puede traer graves consecuencias en las relaciones, creando todo tipo de complejos.
El bullying se realiza en el entorno escolar, por lo que la víctima no quiere ir al colegio, no estudia y baja su rendimiento y nivel académico.
Por todas estas razones, es necesario un plan de convivencia entre todos los alumnos, en el que el respeto y la tolerancia primen siempre. Se le añade también un plan de concienciación mediante el cal los testigos comprendan su importante papel en el acoso, favoreciendo así a su extinción.
Por lo tanto, la única solución para terminar con este serio problema se basa en una mejor educación de las personas.
(Julia García, 3º ESO A)
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